Horatio Nelson

Después de la conquista de América, muchos fueron los piratas que navegaban por las aguas de las islas Canarias. Entre los siglos XVII y XVIII el puerto de Santa Cruz de Tenerife sufrió muchos ataques, llegó a ser considerado una de las más poderosas fortificaciones navales del mundo, en sus líneas de parapetos contaba con 66 cañones. En el escudo de armas actual de Santa Cruz de Tenerife figuran tres cabezas de león, que simbolizan las tres victorias conseguidas en otros tantos ataques ingleses. Estos tres personajes no eran simples piratas, sino oficiales de marina inglesa de alta graduación, obedeciendo un plan militar y político.

El almirante Robert Blake es recordado como “Padre del cuerpo de marina del Reino Unido”, Blake salió de Inglaterra con 26 navíos al que se le fueron uniendo más al llegar a Santa Cruz de Tenerife. El 28 de abril del año 1656 son divisadas desde Anaga 33 embarcaciones inglesas, en el puerto se encontraban 16 embarcaciones españolas, de ellas sólo dos eran galeones de guerra, a las 8 de la mañana una unidad de asalto formada por doce fragatas entran al fondeadero sin que nadie se dé cuenta, es importante saber que Blake contaba con muchos espías piratas que le informaban de la situación de las mareas y los vientos para poder entrar por la noche en el puerto sin ser descubiertos, la batalla terminó a la una de la tarde, en Santa Cruz recogían las balas tiradas por los ingleses, sólo sobre Paso Alto habían caído 1.200 balas y 200 palanquetas. Los cañones de los castillos seguían disparando con esas mismas balas “El ahorro de pólvora es el primer deber del artillero”. Blake no perdió ni un solo barco, pero si tuvo que retirarse con muchos daños en sus navíos, mientras que los españoles perdieron sus dos galeones de guerra y varios navíos mercantes fueron incendiados o encallados. Fue una batalla donde las dos partes salieron ganando, cada bando se atribuyó sus éxitos, pero también sus críticas por los fallos que tuvieron, el capitán de las milicias tinerfeñas se quejó al Consejo de Guerra diciendo “entró en aquel puerto a su salvo, sin que se hiciese oposición alguna, aunque los dos generales de mar y tierra tuvieron muchos avisos de que venían”. Blake por su lado, se quejó que en medio de la batalla muchos de sus soldados se habían entretenido pirateando por cuenta propia, se dice que dos marineros de la fragata Nantwich, en misión de incendiar un galeón, se dedicaron a llevarse todas las piezas de oro que encontraban que luego vendieron a su capitán. Cuatro años después se encontró en manos de un marinero borracho una copa de oro guarnecida con doce diamantes, regalo enviado de México al rey de España.

El contraalmirante Sir John Jennings fue considerado uno de los más grandes marinos de su época, diputado de la cámara de los comunes y administrador naval. La escuadra de Jennings se componía de trece navíos, con 800 cañones. Se ignora el objetivo militar de dirigirse a Canarias, se supone que vendría a ver si el puerto de Santa Cruz de Tenerife se podía sitiar, o provocar una negociación. El 7 de noviembre de 1.706 se presentaron frente a la entrada del puerto, enarboló la bandera azul de la escuadra. Del castillo se disparó un tiro de admonición para que enviasen una lancha, los ingleses aparecieron con 37 lanchas para desembarcar en las playas. Los cañones de los castillos empezaron a disparar con tanta intensidad que no dejaron avanzar a ninguna embarcación, Jennings mandó retirarse a la escuadra, tras varias horas de silencio se acercó una lancha con bandera blanca portando un mensaje que decía que venía como amigos, que los disparos fueron porque creían que habían enemigos franceses y como el Rey Carlos tercero luchaba contra los franceses podrían someterse voluntariamente al soberano legítimo continuando en sus empleos. La contestación a la carta fue recordándole el uso establecido de la lancha de aviso, que hubiera sido gustosamente recibido y recordándole que ellos son fieles servidores del rey Felipe quinto. Jennings se despidió a la inglesa, al igual que con Blake se tomó como una victoria.

Horatio Nelson vicealmirante de la Mariana Real Británica. El 25 de Julio de 1.797 fue una fecha que los tinerfeños no olvidarán nunca. Por aquel entonces Nelson fue ascendido a contraalmirante, no era el personaje que todos conocemos, bajo el mando del almirante Sir John Jervis participaba en el bloqueo a Cádiz. Los espías ingleses formados por corsarios, informan de la llegada al puerto de Santa Cruz de Tenerife de dos fragatas de la Compañía de Filipinas cargadas de productos orientales. Debido al aburrimiento del bloqueo de Cádiz, Nelson presenta un proyecto de ataque al puerto y captura de las fragatas. El 15 de julio Nelson toma rumbo a Santa Cruz con un grupo de sus mejores oficiales de élite, El Theseus con la insignia del contraalmirante al mando del Comandante Ralph Willett Miller, El Culloden capitaneado por Thomas Troubridge, El Zealous con su capitán Samuel Hood, estos navíos contaban con 74 cañones cada uno, los cuales participaron en la campaña de Egipto. El cuarto navío era el Leander con 50 cañones al mando de Thomas Boulden Thompson, al cual les seguían las fragatas Seahorse, Emerald y Terpsichore con 38, 36 y 32 cañones respectivamente. La Terpsichore se unió a la flota más tarde junto al Cutte Fox. Durante la travesía que duró una semana, Nelson tuvo tiempo de estudiar los mapas y discutir el plan de ataque con sus oficiales. El primer ataque debería de cortar el suministros de agua del barranco de Tahodio y atacar por la retaguardia al castillo de Paso Alto, un error en los mapas de los barrancos de Santa Cruz y un desembarco nocturno, llevó a 900 soldados ingleses a desembarcar en el barranco del Bufadero (actual barrio de María Jiménez), sin saber que todavía tenían que pasar el barranco de Valle seco para llegar a Tahodio. Las instrucciones era subir por una ladera intransitable con artillería y pertrechos. Después de cruzar el primer barranco se dieron cuenta que todavía no habían llegado y que ya no contaban con el factor sorpresa. Las milicias canarias ya estaban pertrechadas en las alturas. El comandante Troubridge ordenó la retirada y volver a los barcos. Fue un ataque tan inútil, que el general Gutiérrez pensó que era para despistar el verdadero ataque por el castillo de San Cristóbal, y ordenó a sus tropas que no se relajaran pensando en una victoria por la huída de los ingleses. Así fue, la siguiente orden de Nelson fue un ataque frontal por el muelle, en el diario de Nelson indica que en la noche del 24 al 25 de julio hacía viento y fuerte oleaje, a la una y media de la madrugada fueron avistadas las lanchas, que por culpa de las olas, muchas fueron a parar a la desembocadura del barranco de Santos. Las que desembarcaron el muelle sufrieron el mayor castigo por parte del castillo de San Cristóbal, el capitán Bowen murió al inutilizar la batería del martillo, las milicias tinerfeñas que defendían esta zona tenían poca preparación militar muchos de ellos utilizan piedras para defenderse antes que el fusil que una vez disparados no sabían recargar. En la segunda oleada de lanchas venía Nelson, en el momento de desembarcar un tiro procedente de la batería de San Pedro le desgarró el brazo derecho, un testigo afirma que siete hombres más fueron heridos con ese mismo disparo, acompañado de su hijastro Josias Nisbeth, quién lo vendó para evitar que se desangrara. En ese mismo momento el Fox explotaba y se hundía mientras la lancha que llevaba Nelson recogía a los supervivientes, abordo del Theseus un cirujano le terminó de cortar el brazo tirándolo por la ventana al mar, quédense simbólicamente en el fondo del puerto de Santa Cruz de Tenerife. El desembarco del muelle fue un fracaso, tuvo éxito la entrada por La Caleta con el comandante Troubridge, que llegaron hasta la plaza (ahora de la Candelaria) donde se tenían que encontrar con el grupo del muelle, y lo que se encontraron fue una fuerte resistencia del castillo de San Cristóbal que los hizo huir por las calles solitarias de los almacenes del puerto. También fracasó el desembarco de las lanchas que fueron arrastradas por el viento y la corriente hacia la desembocadura del barranco de Santos, donde formaron una cabeza de playa, allí se encontraron con las baterías de la Concepción y de San Telmo además de las tropas de elite del regimiento de La Habana y del batallón de infantería de Canarias. Algunos escaparon de la playa y pudieron subir por la calle de La Noria encontrándose con el grupo Troubridge, ocuparon el convento de Santo Domingo (Más o menos actualmente por el teatro Guimerá), un total de 340 hombres, sobre las cinco de la mañana el convento fue rodeado obligándoles a rendirse. Tras perder la esperanza de conseguir alguna victoria, los ingleses se rindieron obedeciendo las condiciones que les ofreció el general Gutiérrez, y que cumplieron ambas partes, en la retirada los ingleses se fueron desfilando con sus armas, los heridos fueron atendidos y se les dio de comer y beber. El propio Nelson calificó la conducta del general Gutiérrez de “generosa y noble”, en esta carta de agradecimiento (la primera que escribió con la mano izquierda) se comprometió a llevar a Cádiz el testimonio oficial de su derrota. El rey otorgó el título de Villa, la calificación de muy Noble e Invicta y el derecho a añadir al nombre de la Santa Cruz de Santiago. Con esto queda claro que Nelson en esta época no era famoso por su prudencia y sus ataques disparatados, pero al final la historia nos dejó a uno de los mejores marinos, tras la batalla de Trafalgar, Napoleón preguntó cuándo iba a conquistar Inglaterra teniendo ellos la mejor armada, un oficial le contestó “Es que nosotros tenemos a Dios y ellos (ingleses) tienen a Nelson”. La figura que he pintado hace ya unos cuantos años es de Andrea Miniaturas, la cual me ha servido como excusa para poder escribir sobre la gesta del 25 de Julio, tema que siempre me ha gustado mucho, al igual que el de la piratería.

Dedicado a todos mis sobrinos, que esos, si que son unos PIRATAS.